La mayoría de los líderes hablan de sostenibilidad e innovación como si fueran dos hashtags de moda. Introducen estos términos en todos los informes corporativos y sus discursos y asumen que, con eso, cumplen. Se equivocan. La sostenibilidad y la innovación no son opciones; son condiciones existenciales.
Os propongo un ejercicio para que pongamos estos dos términos en valor. ¿Qué pasaría si solo tuviéramos una de las dos?
Sin innovación: el mundo se estanca
Sin innovación, no habría evolución. El mundo no sería «mucho mejor», no iría «tan rápido»; las cosas simplemente se mantendrían. Los Rayos X seguirían siendo la tecnología de diagnóstico más avanzada, las enfermedades infecciosas seguirían sin cura, y los coches, si existieran, seguirían igual. El liderazgo se reduciría a la gestión de lo predecible y la autocomplacencia mataría cualquier atisbo de progreso.
Sin sostenibilidad: esto se acaba
La respuesta es mucho más sencilla y final. Sin sostenibilidad, esto se acaba. El crecimiento por el crecimiento es la ideología de la célula cancerosa. La ambición ciega que ignora los límites del entorno no es estrategia, es una sentencia de caducidad para la organización y para el planeta.
Sostenibilidad e innovación: una relación necesaria
Necesitamos la sostenibilidad para seguir avanzando. Sin una cultura de la innovación, tu empresa se verá abocada a la cultura de la mediocridad. Pero la innovación debe estar al servicio de la sostenibilidad. No podemos innovar a cualquier precio; para ser sostenibles, hay que innovar de manera sostenible.
Si nuestra innovación solo acelera el agotamiento de recursos o la deshumanización, no es valor: es ruido.
Aquí es donde vemos la hipocresía en su máxima expresión. Se considera una barbaridad la construcción de un megacentro de datos para la inteligencia artificial en Zaragoza, que consumirá toneladas de agua que no tenemos en esa zona de secano, solo porque el terreno es barato.
Esto no es un problema de ingeniería; es un problema de ética y liderazgo. Es la codicia del corto plazo disfrazada de avance tecnológico, persiguiendo el pelotazo en lugar de construir un legado.
El líder no debe visualizar solo su dividendo; su foco debe estar en el «para qué» que beneficia a la comunidad.