La sostenibilidad y la innovación están de moda. Son temas muy populares en las empresas -sobre todo en los discursos de sus responsables-, pero muchas veces esta notoriedad no se refleja ni en las agendas de los directivos ni en los presupuestos anuales de las organizaciones. Entonces, ¿cómo pueden las empresas predicar con el ejemplo y demostrar un compromiso real con la sostenibilidad y la innovación?
Buscar la autenticidad
Para que una organización actúe de forma acorde a sus valores y propósito, y sea verdaderamente proactiva respecto a temas como la sostenibilidad y la innovación, debe dejar de mostrar solo un compendio de buenas intenciones y armarse con líderes y trabajadores que sean auténticos y coherentes. Esto significa que sean capaces de hacer lo que dicen, que sepan -y quieran- llevar estos temas a la práctica.
Por ello, una máxima que no me canso de repetir en clases, conferencias o consejos de administración es «Seamos auténticos». Es decir, lo que sale de nuestra boca debe estar en nuestra agenda. Por ejemplo, si decimos «Tenemos que ser más innovadores», debemos ser coherentes y predicar con el ejemplo. Si creemos que no lo estamos haciendo, puede que lo mejor sea no hablar, y así evitar el riesgo de no ser honestos.
El camino hacia la coherencia
Pero no solo con personas auténticas se consigue ser coherente con nuestras intenciones como empresa. A la hora de fomentar la sostenibilidad y la innovación, entran en juego otros factores que pueden allanar el camino. Por ejemplo, un elemento clave es recompensar adecuadamente la creatividad y la innovación dentro de los equipos; es decir, establecer claramente cómo se valora y se premia la capacidad de los colaboradores para pensar de manera disruptiva y encontrar soluciones innovadoras. ¿Estás recompensando de forma coherente a esas personas? Si no valoramos que las personas sean creativas e innovadoras, no lo serán. Un líder tiene que plantearse cómo trasladarle a su equipo que valora la innovación, pero, sobre todo, tiene que valorar a las personas innovadoras como se merecen.
Otro punto esencial es entender la sostenibilidad como parte fundamental de la estrategia de la compañía, yendo más allá de la norma y buscando impactar de forma positiva tanto en el planeta como en las personas. Y es que, a menudo, nos llenamos la boca de palabras como «compromiso con el medio ambiente», «desarrollo sostenible», «consumo responsable»… pero estas intenciones no se traducen en acciones reales. Una compañía pueden hablar mucho sobre responsabilidad social corporativa, pero si no invierte en mejorar sus procesos y productos, sus palabras quedan vacías. Lo mismo ocurre a nivel individual: podemos preocuparnos por el medio ambiente, pero si no estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos y a exigir cambios a las empresas y a los gobiernos, nuestro compromiso se queda en papel mojado.
En cualquier caso, para que las organizaciones prediquen con el ejemplo en sostenibilidad e innovación, deben cultivar un entorno que valore la creatividad y la autenticidad como un activo fundamental.