Nos enfrentamos a un eterno dilema: ¿economía o felicidad? ¿Deben las empresas preocuparse del estado emocional de sus colaboradores? ¿O su prioridad ha de centrarse en la cuenta de resultados?
Pero no debemos caer en esta trampa, no es necesario que elijamos por priorizar economía o felicidad. De hecho, en este caso es mejor añadir que seleccionar. Nuestra prioridad ha de centrarse en los dos conceptos: resultados y felicidad.
Si la palabra felicidad nos genera inquietud podemos cambiarla por aquella que nos haga sentir más cómodos: plenitud, solidez, serenidad, bienestar…; pero no olvidemos que estamos hablando de emociones, de las nuestras como líderes que queremos ser auténticos. Ya es hora de que aprendamos a hablar de felicidad.
La propuesta de Tes en este capítulo es que para mejorar las consecuencias (los resultados) de cualquier negocio (sea empresarial o privado; económico o emocional) la felicidad de las personas que lideran el asunto influye de forma directa sobre el estado de sus colaboradores, ergo, en la excelencia de los resultados a obtener.
¿Qué entendemos cada uno de nosotros por felicidad? ¿Cómo alcanzamos este estado? Tes nos muestra algunos ejemplos y nos habla de cosas muy sencillas, de tener espacios de desconexión personal: hacer deporte, cocinar, compartir…
Estamos ya en la cuarta y última reflexión de la lista de Tes que nos ha de llevar a la Autenticidad, haber llegado a conclusiones en las tres anteriores reflexiones y haberlas puesto en marcha también condicionan nuestra felicidad. Porque se trata de añadir, no de seleccionar. Las cuatro reflexiones juntas suman más de cuatro. Si es que… siempre es lo mismo, pero se nos olvida.