En el mundo de la empresa, a menudo los directivos nos focalizamos en los resultados. Sin embargo, para ejercer un liderazgo basado en la autenticidad, tenemos que imprimir un cambio sustancial en este paradigma: los resultados no han de ser el foco, sino la consecuencia.
La consecuencia de una forma de ser auténtica como líderes. Y para ello, tenemos que encontrar la coherencia entre aquello que pensamos, decimos, hacemos y sentimos.
Esta coherencia -que llamamos autenticidad– afecta directa y positivamente a nuestro entorno; nuestras relaciones -tanto con colaboradores internos como con proveedores, clientes…- se desenvuelven en un marco de confianza que facilita que se generen oportunidades de negocio y, en consecuencia, resultados.
En la conversación que mantienen So y Tes a lo largo Autenticidad, este último le recomienda a So que reflexione sobre una lista de conceptos básicos e indispensables para desarrollar la autenticidad.
La lista se compone de 4 reflexiones que nos invitan a conocernos a fondo como persona, seguidas de 4 herramientas a incorporar centradas en el cómo nos relacionamos con nuestros colaboradores y que nos han de permitir desplegar nuestra autenticidad como líderes.
En nuestra fábula, So se encuentra en una tesitura de desconcierto personal y profesional que no le deja otra opción que adentrarse en la reflexión y el aprendizaje.
¿Hace falta que se nos mueva el suelo debajo de los pies para que emprendamos este camino?