¿Por qué tenemos tantos documentos distintos como DNI, pasaporte, tarjeta sanitaria y carné de conducir? ¿Por qué no podemos unificarlos en una sola tarjeta? ¿Por qué existe un documento como el de fe de vida? ¿O por qué tengo que enviar el mismo documento a distintas Administraciones?
Podríamos seguir con estas preguntas hasta la eternidad, y es que la Administración está llena de oportunidades de innovación como esta, pero falta valentía y visión para implementarlas.
Escollos para la innovación en la Administración pública
Yendo al origen del problema, seguimos confundiendo innovación con I+D o creatividad. Y la Administración pública tiene una situación muy complicada. Por un lado, están los funcionarios, y entre ellos hay tanto vocacionales como apalancados. Esto es normal, ocurre en cualquier sector. Pero en el mundo de los funcionarios es más fácil encontrar apalancados, porque el sistema los protege: no puedes despedirlos salvo que cometan delitos graves.
Sin embargo, también hay funcionarios vocacionales, que tienen ideas y motivación, pero se ven limitados por condiciones laborales poco atractivas. Esto genera una paradoja: trabajan menos horas que un profesional privado, pero en muchos casos están desmotivados por cómo se les trata.
En otro flanco están los políticos. Tienen ciclos de cuatro años, y cada cambio que introducen genera resistencia. Incluso cuando un cambio es positivo, las personas reaccionan con rechazo inicial. Por ejemplo, en Valencia, cuando se implementaron kilómetros de carriles bici, hubo una gran oposición. Hoy, esos carriles son utilizados masivamente. Sin embargo, pocos políticos son lo suficientemente valientes para enfrentarse a la resistencia y apostar por el cambio.
Gran reto y gran potencial
Si juntas a los funcionarios, que permanecen años en sus puestos, con los políticos, que rotan frecuentemente, obtienes un entorno donde innovar es complicado, pero absolutamente imprescindible. Y es que una pequeña innovación en la Administración pública puede tener un impacto enorme en la calidad de vida de los ciudadanos. Y volvemos al ejemplo inicial: ¿cuánto mejoraría tu día a día si dispusieras de un único «soporte» con toda tu información?