Todos tenemos claro que hay que comunicar de forma asertiva, pero ¿cómo hacerlo? Los malos hábitos y las costumbres nos pueden hacer olvidarnos de este cometido en el día a día.
El primer punto para hablar de asertividad es tener una definición compartida. Si buscamos “asertividad” en diccionarios o enciclopedias, es probable que terminemos más confundidos que informados. Hay que tener claro que, en esencia, la asertividad es una herramienta poderosa de comunicación, útil por tres razones fundamentales:
- Consume muy poco tiempo. Se basa en la síntesis, lo que permite que el mensaje sea breve.
- Es clara, directa, objetiva y concreta.
- Es honesta, auténtica y emocionalmente neutra o positiva. Nunca debe ser destructiva.
Tras tener una conversación asertiva, todos los participantes han de saber qué ha pasado, qué se espera y cómo mejorarlo, además de salir motivados.
Comunicar de forma asertiva y crecimiento personal
La asertividad es, de hecho, una herramienta muy potente para el crecimiento personal y profesional. Nos permite expresar las necesidades, sentimientos y opiniones de manera clara y respetuosa. Con ello, se pueden fortalecer todas las relaciones interpersonales de la persona que lo ejerza.
Para ello, es importante que la asertividad se encuentre en ambos lados de la conversación. Porque hay que recordar algo: se trata de una conversación, no un monólogo.
Por eso, en lugar de decir “cómo deberías haberlo hecho”, deberíamos pensar “¿cómo deberíamos haberlo hecho?”. Tal vez yo di instrucciones poco claras, tú hiciste lo que pudiste y el resultado no fue bueno. Entonces, yo también tengo parte de responsabilidad y aprendizaje.
Huir de las instrucciones
Ser asertivo es algo bilateral: uno expresa, el otro responde, ambos aprenden. Así se logra una comunicación más rica, concreta y emocionalmente positiva.
Ahora bien, muchos líderes confunden asertividad con dar instrucciones. Por mucho que sean claros, eso no es asertividad, es dar órdenes.
A veces el jefe se convence de que está siendo asertivo porque ha sido claro y breve, pero no se ha tomado el tiempo de ver cómo el mensaje fue recibido. No ha preguntado cómo se siente la otra persona, si lo ha entendido, si está de acuerdo, si ha aprendido algo.
Esto revela una gran incompetencia en muchos líderes, que creen que liderar es simplemente dirigir. Pero no es lo mismo.
Si lidero un equipo de remeros y no tengo tiempo para que mis mensajes sean claros, útiles y enriquecedores, ¿entonces para qué sí tengo tiempo? ¿Para comidas de cuatro horas? ¡Venga ya!