Fran Chuan

Humanismo ágil: como usar el impulso de las personas para prepararse ante una posible crisis económica


En los últimos meses y desde diferentes sectores empieza a hablarse de una nueva crisis económica cuando aún no hemos olvidado la de 2008. Un eco que se agrava por la situación sociopolítica en la que nos encontramos.

Estas crisis periódicas se han convertido en grandes viveros de ideas y oportunidades para las personas que han sabido aprovecharlas y que han visto las oportunidades donde otros solo veían problemas. Cabify, Netflix o Glovo son claros ejemplos.

En esta situación de incertidumbre, un nuevo concepto toma relevancia: el “Humanismo Ágil”, en el que las personas son las protagonistas, convirtiéndose en el motor del cambio, liderando un proceso de adaptación y superación de los problemas o las necesidades concretas de los clientes de cada empresa, de abajo arriba en el organigrama, en lugar de arriba abajo. Se trata de un nuevo paradigma que sitúa a los profesionales ante nuevos retos, donde los líderes deben estar dispuestos también a recibir aportaciones (no solo vale «nuestra idea») que hagan mejorar el entorno porque las organizaciones son más ágiles.

El Humanismo ágil se mueve en torno a 3 movimientos:

1.- Profesionales más ágiles y flexibles

La agilidad se enfrenta a planificación rigurosa y largoplacista en base a datos existentes. Cuando nos marcamos un gran reto, debemos conseguirlo a través de pequeñas acciones que, mediante prueba y aprendizaje, nos permitan mejorar. Cada pequeño gesto nos hace avanzar. Puedes dar grandes zancadas, no siempre acertadas y, por tanto caras, o muchos pequeños pasos ágiles que te permitan progresar de forma segura.