Así como la asertividad, que veremos en la próxima news, es un concepto que se nos presenta como distante, con un punto abrupto y malhumorado, el de empatía es amable y positivo, goza de buena prensa. Quizás por ello lo suponemos inofensivo y no le prestamos suficiente atención.
Nada más lejos de la realidad, ¡mucho cuidado con la empatía!
A menudo nos encontramos que damos por sentado que estamos siendo empáticos con nuestro entorno, y no comprendemos que el entorno no nos devuelva empatía a espuertas. Si piensas esto es que quizás no estás aplicándote bien en empatía.
Para aclarar: la empatía es un concepto que es únicamente de salida, no debemos esperar a cambio un retorno directo en el mismo formato. La empatía no se pide, se da. Y ha de ser incondicional e incuestionable.
Dicho esto, recordar el punto de unión entre empatía y el liderazgo basado en la autenticidad: para motivar a tu equipo no basta con alinear conjuntamente el objetivo y motivar a tu gente hacia este; tienes que conocer bien a tu gente, entender qué les mueve y por qué actúan como actúan (sólo la empatía te acercará a este conocimiento).
Cuando lo hagas, te sorprenderá cuánto puedes llegar a aprender de tu equipo. Cuánto hay que ellos saben y que tu desconoces de tus productos, de tu propio negocio.
Cuando lo hagas, es probable que tu -vuestro- objetivo se modifique respecto del inicial y este sea más alcanzable, es probable que la motivación fluya con mayor naturalidad.
¡Ay, la empatía!