¿Qué es el Metaverso?
La mayoría desconocen el significado real que hay detrás de este término que ha irrumpido en nuestras vidas como un torbellino desde que el gigante tecnológico de Zuckerberg ha anunciado el cambio de denominación de su empresa matriz a META, imponiéndonos una nueva revolución conceptual. EL METAVERSO.
Sentimos la necesidad de conocerlo, saberlo todo acerca de su esencia, su funcionamiento y, sobre todo, de lo que puede aportar a nuestra forma de vida y de relacionarnos. La velocidad de los avances tecnológicos nos convierte en ávidos compradores de cualquier término aparentemente disruptivo que venga a revolucionar nuestra existencia.
Lo adherimos a nuestras neuronas como algo extraordinario e incluso “necesario” que llega para solventar lo esencial en nuestro día a día. Lo instalamos en nuestra mente, en ocasiones, hasta desde el desconocimiento de su verdadera funcionalidad y desde la ignorancia de las consecuencias que puede entrañar, como la apropiación de nuestra propia identidad digital, y ¡ojo!, Meta tendrá acceso a más datos que nunca.
El Metaverso no es un concepto nuevo. Su origen se encuentra en ‘Snow Crash‘, una novela de ciencia ficción escrita por Neal Stephenson donde el metaverso era un mundo virtual con normas propias, y los usuarios podían cambiar su imagen. Este concepto ha sido posteriormente el hilo argumental de diversas obras cinematográficas como Mátrix o Ready Player One.
El mayor ecosistema digital en manos de un sólo hombre
El CEO de Meta se alza abanderando la capitalización de la revolución del metaverso, pero el entorno virtual no es nada nuevo. Existen otras experiencias relacionadas con el mundo virtual que nunca han terminado de funcionar.
No debemos olvidar que la esencia de la tecnología debiera estar basada en dar solución a los problemas y resolver las necesidades humanas, que, sencillamente, son las sensaciones de carencia combinadas con el deseo de satisfacerlas. La Tecnología carga con la enorme responsabilidad de innovar con el único objetivo de acrecentar el bienestar de la sociedad, materializando los bienes y servicios que satisfagan esas necesidades y al tiempo se le exige cada vez más que lo haga desde el respeto al mundo en el que vivimos.
¿Viene el Metaverso a solucionar necesidades o a crearlas?
El Metaverso nos propone un mundo sin muros, sin límites físicos ni geográficos. Un ecosistema global e inmersivo de experiencias digitales interconectadas, servicios y plataformas que se integran a la perfección con el mundo real. En definitiva, un mundo donde la interacción personal se extingue y nuestra representación digital vive nuestra propia vida por nosotros.
¿Responde esto a las necesidades de las personas o a una estrategia de reposicionamiento del gigante tecnológico? ¿Es realmente un proyecto de futuro sólido con unos parámetros claramente definidos?
No podemos dejar de lado que el nacimiento de Meta y el plan estratégico de Zuckerberg para crear su propio mundo digital se producen justo en la confluencia de dos circunstancias poco favorecedoras. La tendencia al desposicionamiento de Facebook entre los millennials y la crisis generada en la tecnológica tras la publicación de informes internos que alertan que la compañía antepone sus ganancias por encima de las personas.
En el foco de este revuelo está Frances Haugen, ingeniera y científica de datos, y exempleada de Zuckerberg que acusa a la tecnológica de anteponer su beneficio económico ante la salud de sus usuarios y valora negativamente la expansión del Metaverso en detrimento de cuidar mejor lo que ya han construido.
En conclusión, debemos ser cautos ante los conceptos que absorbemos. El juego está manipulado y no parece estar de nuestro lado. El gigante de las redes avanza dispuesto a vigilarnos hasta los límites del Metaverso y más allá. Si se lo permitimos.