Ecosistemas empresariales
Ecosistema es una de esas palabras que Google trends pone bien arriba. Parece que está de moda y es muy normal encontrar cursos, consultores del tema y documentación en cualquier formato como artículos, libros y videos sobre los diferentes ecosistemas.
Y si hablamos del mundo de los negocios, en muchas ocasiones se confunden ecosistemas estructurales como Silicon Valley, Boston o Singapur, con los ecosistemas empresariales, esas organizaciones interconectadas e interactuando en una dinámica positiva de crecimiento. Centrándonos en estos últimos, hemos de reconocer que no somos muy buenos creando ecosistemas.
3 capacidades que mejorar
Personalmente, pienso que tenemos muchísimo margen de mejora y creo que, fundamentalmente es por 3 razones:
Los egos
Nos gusta más afirmar que preguntar, hablar que escuchar, tener razón que reconocer nuestro error, enseñar que aprender. Los egos priman en las organizaciones verticales, en aquellas empresas con una dirección centralizada. Si hablamos de historia, podemos poner como ejemplo el feudalismo de la Edad Media; estaba claro dónde estaba el ego a satisfacer. Sin embargo, en organizaciones mucho más matriciales o con estructuras de mapa mental, los egos están más distribuidos en cada uno de los participantes y esa combinación de energía individual, adecuadamente combinada, genera resultados sorprendentes.
La humildad.
En muchísimas ocasiones, al iniciar una relación profesional con otras personas partimos de la creencia de que son ellos los que debieran demostrar su aportación de valor. Pocas veces reconocemos las propias limitaciones y debilidades. Esto nos lleva, en gran número de ocasiones, a establecer relaciones que guardan las distancias y marcan los roles de cada una de las partes, más propias de cliente – proveedor, que de iguales.
La confianza
Este tercer elemento se percibe claramente en los ecosistemas auténticos, no en los de “boquilla”. Cuando ves a los integrantes de un ecosistema auténtico en acción, es indetectable quién es de una empresa y quién es de otra. Este entorno relacional que gira alrededor de un propósito común y basado en la confianza mutua, es capaz de combinar y fundir talentos y generar tendencia y valor, alcanzando resultados imposibles para las estructuras relacionales tradicionales.
El plan de acción; llegar lejos y bien acompañado
Como dice el conocido proverbio africano, “Si deseas llegar rápido ve solo, pero si deseas llegar lejos ve acompañado”. Por ello, cuando desees alcanzar logros que solo no podrías o, no sabrías alcanzar, piensa en ecosistemas auténticos y no en formatos de relación tradicionales.
Resumido esto en un formato de plan de acción:
- Comienza por definir un propósito
- Posteriormente compártelo con personas que elijas, o incluso en cualquier foro o persona que tengas oportunidad (este punto, a los latinos nos da muchísimo vértigo).
- Observa las reacciones y escucha con atención los comentarios.
- Reformula el propósito para incorporar las aportaciones relevantes.
- Deja en la puerta del edificio los rasgos del ego que pudieran nublarte la vista.
Todos los ecosistemas empresariales aplican el «Piensa en grande, actúa en pequeño», por lo que hay un cuarto elemento a tener en cuenta, deberás perseverar, aprendiendo en cada paso. La impaciencia es una muy mala consejera del proceso.