Innovar es ser generoso pues:
- Es estar abierto a otros criterios.
- Es ser permeable a otros puntos de vista.
- Es estar dispuesto a dar sin recibir nada a cambio (aunque es bien sabido que la generosidad siempre retorna de una u otra manera).
- Es asumir roles que no tienen porque encajar directamente con nuestra posición jerárquica. En proyectos de innovación, las jerarquías no cuentan.
- Es ser flexible.
- Es mostrar nuestras múltiples caras.
- Es abrirse a los demás.
- Es “bajar la guardia” y estar dispuesto a recibir feedback, a mejorar en nuestro día a día e incluso a “desaprender” para aprender hábitos, técnicas… nuevas o diferentes.
En resumen, los emprendedores –sean corporativos o no– que deseen innovar han de estar dispuestos a dejar el ego en la puerta de la oficina cada día y abrirse a la ambigüedad de los terrenos no explorados.
Pues la generosidad genera complementariedad, compromiso, confianza, … ¡vaya con los efectos secundarios de la generosidad!
Y todo ello viajando con otros, pues innovar ¡es un tema de comunidades!
Fran Chuán