El tema no solo es apasionante sino “apasionado”. El hecho de que subyacen en este debate posturas políticas o filosóficas ha funcionado como un acelerador para la controversia.
Las capacidades innatas no son modificables porque no están a nuestro alcance una vez ocurrido el nacimiento. Una de las polémicas abiertas es precisamente la posibilidad de realizar manipulaciones genéticas previas al nacimiento.
En el ámbito de la Psicología, si una capacidad es innata podemos estudiarla o medirla, pero esa parte innata no la podemos “tocar”; pertenece al mundo de la herencia biológica, como el tener ojos verdes o azules.
Las capacidades adquiridas
Mi enfoque al respecto es muy pragmático: es probable que la flexibilidad ante los cambios tenga una base innata o heredada. Sin embargo, es generalmente admitido que existen también componentes adquiridos (aprendidos) en esta competencia. Así las cosas, es lógico que nos centremos en lo adquirido y que intentemos poner esa competencia en un nivel adecuado (subjetivo en este caso).
¿Dónde y cuándo se adquiere la flexibilidad ante los cambios? Las competencias adquiridas se desarrollan durante diferentes etapas de la vida. Me gustaría enfatizar el hecho de que se produce un recorrido de aprendizaje durante el desarrollo de la persona.
Es posible adquirir una competencia en la niñez, la adolescencia o la vida adulta; en la escuela, en la familia o en el trabajo; mediante diferentes mecanismos de transferencia.
Cada ocasión tiene su momento y las posibilidades de desarrollo asociadas a una situación determinada son irreplicables (por ejemplo, el desarrollo que se produce en la infancia es irrepetible).
En cualquier caso, de nuevo mi posición es muy práctica. Dado que no podemos retroceder en el tiempo, nuestro ámbito de actuaciones está en el presente y de cara al futuro. En el momento presente disponemos de un nivel de flexibilidad determinado y un potencial de flexibilidad por desarrollar.
La flexibilidad ante los cambios no tiene una magnitud científica -validada y admitida- para su medición, como podrían ser los centímetros para la longitud o el cociente intelectual para la inteligencia. De manera que nuestra mejor aproximación se basa en juicios, apreciaciones que unos evaluadores realizan a partir de un sistema de criterios aceptado sobre estándares y evidencias conductuales y que se ha adoptado como patrón en una comunidad determinada (por ejemplo, el sistema de competencias y mecanismo de evaluación de una empresa). No es un sistema preciso, pero si está bien diseñado y se aplica con rigor, tiene mucha utilidad práctica para las personas y las organizaciones.
Organizaciones adaptativas
En el ámbito organizacional, el nivel de flexibilidad de las personas va a condicionar la capacidad de adaptación al cambio flexibilidad y cambio de la organización.
¿Existe una tendencia biológica a la flexibilidad o a la resistencia al cambio? No hay una respuesta contundente a esta dicotomía. Sí podemos afirmar que los organismos toman posturas adaptativas o de resistencia en función de su búsqueda de supervivencia. Lo hacen sabiamente pero no siempre tienen éxito. De la misma manera sabemos que las organizaciones tienen una capacidad de adaptación que a veces no es suficiente para sobreponerse a los cambios en el entorno.
Definitivamente, es posible que el impulso de supervivencia lleve a la organización a conductas de adaptación y búsqueda de un nuevo equilibrio, o de resistencia al cambio y conservación del equilibrio actual.
¿Sabes en cual de estas situaciones se encuentra tu organización?