Algunos líderes se escudan en la falta de tiempo y dinero para no implantar una cultura de innovación en su empresa, repitiendo un mito muy extendido: la innovación es cara. Desde luego, la innovación no surge de la nada ni es gratuita, pero ¿es realmente cara? Solo si no sabemos rentabilizarla y no sé consigue escalar la innovación.
A menudo se dice que innovar es un lujo reservado para las grandes empresas. Se asocia con enormes inversiones en investigación y desarrollo, con equipos de científicos en laboratorios y con proyectos a largo plazo que requieren una gran cantidad de recursos.
La investigación y el desarrollo (concepto frecuentemente confundido con la innovación) pueden ser costosos si los resultados no se comercializan adecuadamente. Sin embargo, si encontramos una aplicación atractiva y vendible, la inversión puede ser altamente rentable.
El verdadero problema que enfrentan las empresas con la innovación es su ineficiencia inicial. No podemos pensar en términos de eficiencia cuando innovamos, ya que las variables son desconocidas. Esta incertidumbre puede convertirse en un obstáculo dentro de la lógica empresarial tradicional.
Por ello, intentar elaborar un business plan basado en eficiencia y rentabilidad para una innovación aún no desarrollada es poco realista, incluso un autoengaño.
Rentabilizar la innovación: ¿cómo escalar una idea?
Pedir eficiencia en el proceso de descubrimiento es absurdo. Es como viajar a un destino desconocido: si sabemos el camino, podemos optimizar la ruta. Pero si lo desconocemos, no podemos hacerlo.
La eficiencia cobra importancia en la etapa de escalado. Una vez investigado, validado y con clientes dispuestos a comprar, el siguiente paso es buscar nuevos mercados y aplicaciones para ese producto o servicio.
Al escalar, los costos se diluyen y los beneficios aumentan. Por ejemplo, el sensor de huellas en los smartphones, que en su momento fue una innovación costosa, ha sido reutilizado en múltiples dispositivos, rentabilizando su inversión inicial. Lo mismo ha ocurrido con las cámaras frontales de los teléfonos, que ahora tienen diversas aplicaciones.
En su momento, innovar en estos aspectos parecía caro y sin un retorno inmediato. Pero una vez escalado el proceso, se ha convertido en una inversión altamente rentable. La clave ha sido no limitarse a un único uso, sino diversificar aplicaciones para maximizar su impacto.
El escalado requiere pensamiento lateral: la capacidad de ver la realidad desde otras perspectivas, resolver problemas de forma creativa y aplicar soluciones de un ámbito a otro.
Barreras para escalar una idea
Existen dos razones principales por las que muchas escalar la innovación puede ser complicado:
- Falta de nuevas aplicaciones. Muchas empresas se conforman con su éxito inicial y no exploran otros sectores donde su innovación podría tener impacto.
- El éxito como obstáculo. A veces, el éxito genera una falsa sensación de seguridad. Se asume que se tienen todas las respuestas, lo que impide ver nuevas oportunidades de crecimiento.
Entonces, ¿es cara la innovación? ¿Es rentable? Si le preguntas al creador de TikTok, te dirá que la inversión fue mínima comparada con los beneficios obtenidos. La clave está en saber escalarla. Pero antes de llegar a ese punto, hay que superar el primer gran reto: perderle el miedo a la incertidumbre del descubrimiento.